Scalabrini Ortiz reivindica la figura de Mariano Moreno como el gran revolucionario de mayo y desde este punto inicial del discurso político libertario inscribe a los grandes líderes de la modernidad: Yrigoyen y Perón. Con la misma lógica narrativa de Sarmiento, el campo semántico amigo se organiza desde la progresión del campo enemigo. Lo que era un instinto de Yrigoyen frente a la necesidad de favorecer el bienestar de la muchedumbre se convierte, a partir del 17 de octubre de 1945, en sistema político para las clases populares. Quizá sea el tiempo de volver a pensar en la escritura urgente de Scalabrini Ortiz y en nuestros modos de lectura de sus fragmentos. Restos memoriosos de una revolución popular, para que algo quede, para que algo suceda.