Resolver los problemas más importantes de una nación es una tarea larga; ardua; inclusiva y que requiere incorporar las diferentes perspectivas en el diagnóstico y en la articulación de acuerdos. Pero; cuando no se quiere o no se sabe implementar estos procesos; la primera tentación es acudir a la grieta. ¿En qué consiste? En correr el problema que debe ser resuelto del centro del debate y; en su lugar; colocar un culpable; un chivo expiatorio. De este modo; la grieta es la excusa perfecta para no hacer nada y mantener un statu quo donde algunos pocos referentes políticos; sociales; sindicales; periodísticos; académicos y empresariales ganan en perjuicio del empobrecimiento colectivo. El negocio de la grieta; una respuesta a este constate mecanismo del ejercicio del poder; propone comenzar a construir acuerdos que hasta hoy parecían imposibles.